martes, 12 de mayo de 2009

LA NAVE DE ESCOMBROS

Jeison es un joven de sencillas vestiduras y pocas palabras que desde hace seis años transita por la localidad de engativá al l ritmo de su zorra, aquella que le permite ganar el dinero que el necesita para su sustento diario y para ahorrar un poco, desde que Jeison culminó sus estudios como bachiller, optó por elegir esta opción laboral.
Manipular una humilde nave, cuyo corazón es Paco, un hermoso caballo de color chocolate, implica usar botas de caucho y tener las manos sucias, hecho que origina discriminación por parte de las mujeres jóvenes, que en algunas ocasiones, optan por mirar mal a Jeison, tal vez porque su labor les parece extraña, o porque sencillamente la segregación es su filosofía, no sabiendo que ante el cielo, todos somos iguales.
Los días de este joven transcurren en medio de el conteo de acarreos, de ires y venires en un mar de vehículos y de el sonido del galopeo de su caballo que le trae recuerdos de su niñez, cuando la vida únicamente consistía en ganar las carreras de cicla o los chicos de billar, donde la inocencia era el más grande tesoro, lejano de guerra.
Aunque Jeison manifiesta que su trabajo no es difícil y que únicamente consiste en cargar, descargar y limpiar la mugre, también indica con gran ilusión que le gustaría ser ingeniero automotriz y así poder trabajar en otra cosa, Jeison mira a sus compañeros y les hace la advertencia de no burlarse de él y de sus nobles ideales como lo hace mucha gente que en medio de su mezquindad, hiere el alma y nos convierte en momias guiadas por la indiferencia.

Por : Dehiby Fabiola Gómez Joya

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